Cita y deseo.

La costa de Desolace era el lugar ideal para tomarse un descanso,volar era placentero pero mi espalda se resentía y Cronos también necesitaba un respiro,además justo allí tenía una cita.

En cuanto descendí de su lomo,el draco se estiró y se tumbo el suelo para que le otorgara el mayor de sus placeres,caricias en el nacimiento de sus alas y justo debajo de su boca.

Al girarme contemple el paisaje,los colores del sol difuminandose con las sombras de la noche que llegaba,lentamente adorné mis labios con el color rojo fuego de una barra cosmética,justo en ese instante sentí unos fuertes brazos rodeandome por la espalda y un sensual mordisco en el cuello que me sacaron de mi meditación:

Ya creí que no vendrías-susurre-¿como has engañado a cronos esta vez?.

El gran draco jugueteaba con una pelota de fuertes colores.

-Es una buena baza saber que tu draco bronce añora su infancia.-Contestó el elfo que ceñía mi cintura con sus brazos.

Su hombría crecía entre mis nalgas mientras su aliento y sus susurros me enervaban haciendo crecer mi deseo.

Las poderosas manos del elfo se tornaron suaves como el terciopelo y desde mi cintura ascendieron por la extensión de mi espalda provocando una reacción en cadena que atontaba mis sentidos, hasta llegar al broche que sujetaba mi coraza de malla haciéndola caer lentamente para despojarme de ella,dejando mis senos libres,ansiosos por recibir la caricia de la brisa y las atenciones de mi ardiente amante elfico.

En un ágil movimiento me gire despacio y retire la camisa de lino del fornido elfo que me miraba fijamente mientras su respiración se aceleraba al compás de los movimientos de mis manos,ahora su hombría palpitaba justo ante mi feminidad que le reclamaba y mis senos,antes libres se conviertieron en presos de sus labios y sus manos; esclavos de la húmeda moradora de su boca.

Aprovechando su postura mientras acariciaba mis receptivos pechos,deslizó una mano para liberar el cierre de mis ceñidos pantalones los cuales comenzó a retirar con una sensualidad que me hizo suspirar.
En el momento en que mis piernas se liberaron del peso de la ropa,mís manos acudieron raudas en auxilio de la hombría de mi amante que pedía ser liberada de su estrechez de cuero.
Sus manos olvidaron la delicadeza para volverse de nuevo masculinas y poderosas mientras se enredaban en mi melena castaña y guiaban mis labios hacia su sexo erguido y palpitante.

-¿Crees que el carmín es un mero adorno para mis labios?-susurré mirandole y sonriendo pícaramente-Dejame demostrarte que sirve para mas cosas...

Lentamente mis labios comenzaron a rozar la crecida excitación de mi amante que esperaba ser devorada mientras mi carmín marcaba el terreno,como una loba,tal como me había comportado antes con este cazado,antes cazador,elfo.

-Sejmët...-suspiró.