sábado, 31 de octubre de 2009

Preparativos

Una misteriosa y excéntrica Gnoma camina junto a una Elfa de la Noche por los tranquilos puentes de Darnassus. En silencio y con pausados pasos se dirigen hacia el Templo.La gnoma;una Caballero de la muerte,posee un inquietante brillo en sus ojos.Su pelo, de un bonito tono azul está recogido en dos moños que le otorgan un aire aniñado que fácilmente hace desaparecer desenvainando la espada ante sus oponentes. La Elfa, alta y delgada, con unas marcas en su rostro, su melena recogida, es una Druida cuya especialidad es la forma felina aunque se afana en la forma de árbol también. En cada una de ellas desempeña su papel con seriedad,dañar a sus enemigos o curar a sus aliados.

Mueteosuto y Diosadulcine, miembros de Nobleza y muy queridas por Evenstarson, se detienen ante la puerta de su destino y se pierden en sus pensamientos.

En la mente de la pequeña Gnoma se proyecta el día de su llegada a Ventormenta tras librarse del maligno control del Rey Exánime. Fruta podrida, insultos, salivazos, acusaciones... así fue su recibimiento en la ciudad de grandes muros de piedra. Sólo la amable mirada de una maga la guió hasta el Rey Vorian, de quien consiguió el respeto de la Alianza.

Para la Elfa fue diferente, la maga requirió sus servicios en el arte de la Alquimia para ayudar con algunas pociones a una inexperta amiga suya. También se conocieron en Ventormenta mientras la Druida cumplía una original promesa. Prometió que al conseguir la experiencia necesaria para transformarse en Manzano, bailaría bajo dicha forma en la puerta de la subasta, la hechicera contempló divertida el cumplimiento de la promesa, una original danza llevada a cabo por un árbol.

Una Draenei se acerca a ellas, sus castaños cabellos al viento, una mirada de desconfianza a su alrededor es el único saludo entre ellas. Se trata de Sejmët, una Chaman que recibía la ayuda de Evenstarson desde hace poco tiempo, el suficiente para desarrollar un profundo respeto mutuo. Se encontraba en Paramos de Poniente con dificultades para derrotar a un grupo de gnolls que la habían acorralado, una potente descarga de magia arcana la liberó de la emboscada, tras proporcionarle unas pociones la maga desapareció en su Sable de Hielo no sin antes invitarla a formar parte de Nobleza.

Otra Gnoma se unió al grupo; una guerrera,Burbunja,que sujetaba su cabellera en dos coletas. Su experiencia aún es escasa pero la habita una fuerza semejante a la de de un humano muy amado por Even, Rammaru, el cual fue su maestro de clase durante un tiempo. Sobre esta pequeña pesa la responsabilidad de dirigir una hermandad, pero su corazón sigue en Nobleza de la que fue miembro durante un tiempo. Añora a Caztus y Pértalo, compañeras de aventuras desde los inicios de sus vidas adultas en Fórjaz, por el momento ha abandonado la búsqueda de experiencia.

"Cogeré el agua que precisamos"-Las palabras de Diosadulcine rompen el pesado silencio-y nos reuniremos con Idem en el lugar dispuesto.

En un pequeño frasco de frágil cristal transparente y con una tapa plateada sujeta con una fina cadena, la Druida recoge una pequeña cantidad de agua de la fuente que se encuentra en el centro del Templo de la Luna y se dirige hacia la puerta...

Atenea

Caminaba por la ciudad de Shattrath,situada en el extremo noroccidental del Bosque de Terokkar en el exótico Terrallende, descendí a la parte inferior de la ciudad, llamada El Bajo Arrabal. Orcos, humanos, trolls, gnomos...todo tipo de razas convivian olvidando los enfrentamientos, no sin dirigirse miradas de desconfianza.

Compré los materiales necesarios y me dirigí de nuevo a la parte superior,necesitaba encontrarme con el instructor de encantamiento. La gran ciudad está dividida en dos poderosas facciones, eternas rivales: Los Aldor y Los Arúspices. Me acerqué hasta el elevador que asciende hasta la sede Arúspice y entré en el gran edificio central.
Imbuí una toga recién cosida con algo de armadura extra para adquirir la experiencia necesaria para asimilar nuevos encantos, los cuales recibí del sabio instructor.

Al salir, se acercó a mi una Druida, Eöwen, y me propuso unirme a un grupo que se proponía desafiar al temido Grull. Acepté el reto y me uní a la comitiva. Entre ellos se encontraba una gnoma llamada Atenea, gran nombre de guerrera para una pequeña criaturita de asombrosas dotes para la brujería que adornaba su redondeado rostro con dos simpáticas coletas. En voz baja me dijo que estuviera tranquila, que si tenía alguna duda no temiera preguntarle, pues para vencer a este gran monstruo existían ciertos trucos que gustosamente me confiaría.

Y así fue. Tras unos consejos suyos y una dura batalla,el temido enemigo se desplomó pesadamente en el suelo de su oscuro cubil excavado en la roca. Un valioso botín fue repartido entre los gallardos combatientes y nos retiramos del polvoriento lugar.


Aquella Gnoma se convirtió en una de mis confidentes,y en numerosas ocasiones saludábamos la llegada de la madrugada compartiendo los relatos de las penurias pasadas y de la dureza de la vida en Azeroth. Para nadie es sencillo sobrevivir y no sucumbir al mal que ronda en cada esquina y rincón,así apoyándonos mutuamente compartíamos la pesada carga de esta, a veces solitaria,existencia.

A través de ella conocí a un Humano Paladín, Arthram, el cual se convirtió en mi defensor de la luz particular,pero eso es otra historia....

La Sombra

Observo en la pared mi sombra proyectada por la suave luz de la vela,comienza a alargarse alcanzando un tamaño mayor que el mio,intento convencerme de que es una simple ilusión pero una temible voz me demuestra lo contrario:

-¡Incrédula!,¿crees que sirve de algo tu retiro en esta solitaria sala?,¿crees que así conseguiras librarte de mi?.Tu magia es solo una ilusión,no tienes poder,eres una mera marioneta.

En mi mano derecha una bola de fuego cargada de ira empieza a crecer.

-¡Tú!¡No te tengo miedo!-lanzo la ígnea esfera,pero es absorbida por mi enemigo sin provocarle daño alguno,una maligna carcajada acompaña a mi estupefacción.

-Te lo he advertido,no tienes poder alguno contra mi,por mi causa tus amigos te odiaran,romperan sus lazos contigo y entonces estaras sola.

-No te atreveras a tocarles,tarde o temprano hallaré la manera de vencerte.

Mientras aprieto con fuerza los puños para dejar salir mi contenida rabia veo como ante mí pasan tres niños,los observo,una humana que porta un bebé tauren y tras ellos un pequeño Draenei varón.
El Tauren lleva asido un muñeco de trapo,me miran un momento y me sonrien,antes de que yo pueda articular palabra alguna siguen su camino perdiendose en la oscuridad.La fuerza con la que cerraba los puños ha desaparecido y en mi mano el pequeño muñeco de trapo,que desprende el dulce olor de la inocencia y me inspira la mas profunda y pura de las ternuras.

Mi oponente sigue ahí contemplandome,esperando un momento de debilidad,la luz de la vela desaparece y siento el frio abrazo de la oscuridad,con un chasquido de mis dedos mi magia podría devolver el fuego a la diminuta fuente de luz,pero acepto la prueba,me someto al examen de la negritud del vacío.
Mi respiración se acelera levemente,mis ojos se abren mas,mis pupilas se dilatan,inmóvil aguardo.

-¿Que haras ahora?no puedes dañarme y tampoco verme.

Contengo un fugaz ataque de tos provocado por mi estado de ansiedad procurando no hacer ruido alguno que me distraiga.

-Tal vez no sea el momento de vencerte,pero lo haré...¡no dudes que lo lograré!-aseguro.


El leve destello de la vela vuelve a iluminar mi temporal hogar,mi sombra es normal,he superado la prueba pero estoy convencida de que me esperan más y a cual más difícil.

Coloco el pequeño muñeco sobre la baja mesa que se encuentra junto al lecho,recuerdo de mi inocencia,el niño que llevamos dentro ha de enfrentarse a numerosos temores para crecer,el miedo a la oscuridad de la soledad ya no podrá con la pequeña Evenstarson.

Amanecer


Instintivamente mis piernas se separan esperando la cintura en la que enredarse como fresca hiedra,dejando al descubierto la gruta de mis secretos.
Un decidido explorador se abre paso impetuoso,tomando posesión del camino que conduce a la escondida fuente de mi ser,su entrada es suave pero segura,sus lentas embestidas se tornan poderosas otorgandome en cada una de ellas una nueva forma de gozo.
Un embriagador vaivén me hace su presa mientras disfruto de prohibidas mieles,mis ojos buscan en vano la piel a la que mis uñas se aferran,araño el vacío que hay sobre mi y mi cuerpo,ahora flexible,serpentea sobre la arena y la espuma del mar,me enrosco a su etéreo cuerpo hasta encontrarme sobre él,erguida como una cobra preparandome para mi letal ataque,pero mi cintura y mis caderas bailan al son de la hechizante melodía del placer.
Arropado por mis furtivos gemidos y acariciado por mis aún dudantes pero felinas manos,llega un éxtasis que ilumina la oscuridad de la noche sumiendome en el delirio mas delicioso.Adormilada,interrogo a aquél que me ha amado queriendo saber quien es,mientras busco el calor de su ardiente pecho para que me acune.
La varonil voz pronuncia en mi oido su nombre con la familiaridad de alguien querido.

Lentamente mis ojos se entreabren,negandome a abandonar el nocturno paraiso,contemplando un brillante amanecer me incorporo y me dispongo a continuar la tarea interrumpida por la llegada de la oscuridad a la bóveda celeste,a mi lado una rosa de un intenso color rojo,adornada con gotas del fresco rocío de la mañana ha brotado del estéril y vacío suelo de las Tierras Devastadas.

sábado, 17 de octubre de 2009

El inicio de la noche

Estaba de paso por los estériles parajes de las Tierras Devastadas,mi objetivo era explorar toda zona por recóndita que fuera,cuando me dí cuenta la noche vino sobre mí y me propuse descansar para continuar al día siguiente con renovadas energías.
El refugio que se me ofrecía estaba bastante lejos del lugar en que me encontraba,busqué un lugar elevado y me aseguré que ningún enemigo lo rondara.

Me tumbé sobre un improvisado lecho confeccionado a base de telas que guardaba en mi mochila,grandes madejas de variadas telas,dejando la seda para la parte superior ya que estaría en contacto directo con mi piel,recostada observé el cielo,adornado por millares de estrellas que punteaban el intenso negro,una de ellas más grande que las demás llamó mi atención,me concentro en ella,parpadea y se ilumina con intensidad,no se bien si soy presa de un sueño,pero me encuentro ahora en un precioso lugar,esta atardeciendo y paseo por la orilla del mar,descalza siento la arena bajo mis pies y me fijo en el vaivén de las olas que se llevan las huellas que dejo al pasar,borrando por completo mi rastro.

El astro rey se acurruca en el horizonte para ser acunado,se alza ante mí una blanca luna,el silencio me mece,tan solo roto por la lenta balada del mar.
Me aborda la agradable sensación de un abrazo por la espalda,añoro la calidez de un cuerpo estrechandome,la ternura de unos labios,el escalofrío de mi mirada encontrándose con otra mirada,un susurro al oído,la pasión de sentirme amada....

Uno de los tirantes de mi fino vestido resbala travieso por mi hombro,siento la calidez de unos labios,mi piel responde erizandose receptiva a toda sensación,lentamente como si una transparente mano lo guiara cae el otro tirante,mis senos quedan ahora al descubierto y la suave luz de la luna deja entrever mis escondidas cumbres de un color marrón suave que se contraen ansiando recibir caricias,mi tostada piel se vuelve fina tela dejando que todas mis terminaciones nerviosas se crispen para no dejar escapar la mas infíma sensación.

Manos que no puedo ver recorren mis brazos partiendo desde los dedos llegando a los hombros,el cuello,mi melena antes recogida cae sobre mi espalda y las invisibles manos acarician ahora mi pecho.El suave tejido que me cubría cae por completo sobre la húmeda arena ayudado por aquel que me acaricia,mi desnudez queda por completo visible,una masculina voz me susurra al oido:

-Tumbate y déjame amarte.

No soy dueña de mis actos embriagada de deseo mi respiración es ahora acelerada y obedezco la petición.Reacciono al fresco contacto de la arena en mi espalda y en mis glúteos y me tenso.

Unas caricias ascienden por mi cuerpo desde los pies,los muslos,un leve roce en mi sexo me hace estremecer,continua su paseo por mi monte de venus,el vientre,el pecho,el cuello..para terminar con el calor ardiente de un apasionado beso en los labios.Por fin cedo al deseo que me domina,dejando de razonar me abandono a las sensaciones.
Siento sobre mí un peso que rapidamente se hace ligero pues sus labios no cesan de recorrerme,un gemido atraviesa la barrera de mi boca y se libera en el silencio....

Soledad

La habitación que me acoge comienza a hacerse pequeña,noto como me falta el aire,las paredes se acercan a mi de una amenazante manera,mi espacio se estrecha cada vez mas.
Un sudor frio brota de mis sienes,a pleno pulmón dejo escapar un grito,al ser consciente me digo:

-No Even,no eres una princesa prisionera en una torre y no existe un principe azul de reluciente armadura que venga a rescartarte,despierta,has de hacerlo sola.

Un desesperado llanto me domina ahora,la soledad esta tan cruel como la mas violenta guerra,y debo enfrentarme a ella con la misma valentía con la que me encaraba a los mas poderosos enemigos con los que sin vacilar combatía.
La unica diferencia es que a este enemigo no puedo verle,mis hechizos golpean en el vacio...

Mis fuerzas me abandonan,me desvanezco y yaciente en el alfombrado suelodesearia no despertar nunca mas.

Al volver en mi,toda ha vuelto a la normalidad,me dirijo hacia mi ovalo plateado,veo un feroz combate,yo misma ante todas las dificultades del pasado que una a una,observo repetirse,de todas salgo victoriosa en algunas gavemente herida.
El cristal se vuelve transparente ahora debo combatir.Una pregunta me ronda:

-Esta vez...¿saldré victoriosa?.

jueves, 15 de octubre de 2009

El combate

Me encontraba en Corona de Hielo, completando mis tareas diarias, muy satisfactorias para mi tambaleante economía, cuando sin previo aviso, a mi espalda aprecio un miembro de la plaga, su golpe en las corvas de las piernas me hizo caer pesadamente sobre la gélida nieve, mi armadura de arrabio le procuró a cambio, una fuerte quemadura en la mano derecha.
En su cara el reflejo del más fuerte odio, sus roídas ropas…el aspecto de aquel enemigo era realmente espeluznante, pero yo no le temía.
Lancé rápidamente mi hechizo bomba viva, que provocó en el desagradable visitante un ardor continuo que abrasaba su piel curtida por el cortante frio de la zona, acto seguido castee mi agostar mejorado, para potenciar el daño de mi magia, y liberé la inmensa bola de fuego que había crecido en mi mano, golpeó en su pecho y se derrumbó. Sentí en mi interior el intenso fuego que vive en mí, crecer y avivarse, malherido se incorporó, no iba a rendirse, un doloroso pinchazo helado me atenazó y mermó mis movimientos, pero la ira que me corroía me llevó a un estado en el que casi no podía controlar mis actos, una instantánea y potente piro explosión hizo que mi enemigo se evaporase ante mis ojos.
Con una de mis rodillas clavada en la solidificada agua, recuperé algo de aliento, al levantar la vista me encontré rodeada de más miembros de la plaga que me desafiaban en venganza por la muerte de uno de sus líderes. Mi nova de escarcha fijó sus huesudos pies al helado suelo y una lluvia de finos y cortantes trozos de hielo laceraban la poca piel que los recubría, mientras me golpeaban e intentaban librearse de mi cuerpo brotó gran cantidad de magia, en forma de deflagración arcana, enseguida pronuncie mi hechizo reflejo exacto, mis conjuradas dobles me ayudaron a que uno a uno sucumbieran a mi magia.
Jadeante, pero victoriosa, saboree un delicioso strudel de maná, creado por mi misma, mientras contemplé la nieve caer y cubrir los despojos de aquellos enemigos que osaron atacarme….

El Orco y la Draenei


Soy una sacerdotisa impetuosa y temperamental, pero se cruzó en mi camino alguien que no esperaba, un Orco, si, un acérrimo enemigo…o eso me habían enseñado…
Le pedí a Potopo que, a través de su conjuro de invocación me llevara a Dalaran, ansiaba conocer la gran ciudad de los magos de la que tanto me había hablado Evenstarson, mi aún escasa experiencia, no me permitía llegar por mi misma asique recurrí a la magia del brujo.
En una extraña lengua Poto dijo una frase y me pregunto si aceptaba, todo se tornó de color negro pero no deje de avanzar al final vi algo de luz y me dirigí hacia ella, empujé una pequeña puerta que chirrió ruidosamente, un extraño humo negro flotaba alrededor del lugar por el que salí, mis ojos lentamente se acostumbraban a la luz, mirando a mi alrededor vi una gran fuente donde poderosos guerreros pescaban unas relucientes monedas, altos edificios y una gran cantidad de gente que se movía de un lado a otro muy ocupados. A mi espalda un jardín circular cubierto de verde césped y flotando sobre él una preciosa espiral de la que brotaba una cristalina agua con una esfera dorada coronándola.
Caminé lentamente examinando cada edificio, la posada, el Enclave de Plata donde se encuentran los portales mágicos dispuestos para acceder a las principales ciudades, una tienda de juguetes, mercaderes de armaduras…y por fin el Barrio de los Magos.
En este lugar se encuentran los artesanos que enseñan a perfeccionar las más variadas profesiones; Primeros Auxilios, Minería, Sastrería, Alquimia, Desuello, Inscripción, Peletería, Joyería, Herrería, Herboristería, Encantamiento…
Aprovechando la ocasión visite a los grandes maestros de mis profesiones, Minería y Joyería, que muy cortésmente me informaron de que aun no era el momento para aprender lo que ellos podían enseñar.
-Más adelante ven a visitarnos, tranquila, sabrás cuando estas lista.
Al mirar el expositor de la Gran Joyería de Dalaran Tiffani y CIA, me asombré de las magníficas piezas que pude contemplar
-Algún día mis manos tallaran maravillas semejantes-pensé.
Al salir del artesano lugar vi un gran pozo de piedra y tras el un majestuoso edificio el cual albergaba un gran banco, me dirigí hacia él para dejar algunos objetos que ocupaban valiosos huecos en mi bolsa.
Sin mirar a mi alrededor me dirigí directamente hacia el banquero, y después a la cámara de hermandad, había tallado algunas gemas para ponerlas al servicio de mis hermanos fue entonces cuanto note que alguien me observaba. Un sonoro beso lanzado al aire me hizo volverme y entonces le vi.
Un tosco orco de piel blanca y grandes colmillos me miraba y sonreía, lucía una azulada armadura y sus ojos eran enigmáticos, se trataba de un Caballero de la Muerte.
Sorprendida vi como me hizo saber que creía que era sexy, el idioma no nos permitía hablar con normalidad, para demostrarle que su cumplido me agradaba comencé a bailar ante él, qué se sentó y me aplaudió mientras me animaba.
Extraños personajes se sentaron para ver el baile que le dedicaba al orco, caí en la cuenta de que en el gran edificio solo había horda, en esta ciudad no se permiten los combates, la destreza de estos hordas me superaba en gran manera pero aun así no detuve mi danza, desafiante.
Un trol, un elfo de sangre y un no-muerto no perdían detalle de mis dedicados gestos, gráciles movimientos de caderas acompañados por el vaivén de mis manos.
El orco se incorporó y haciendo un gesto me pidió que le siguiera yo asintiendo le hice saber que lo había comprendido, me llevó a la salida del edificio, a la derecha, allí se encuentra un pequeño parque adornado con césped y bancos para descansar.
Me invitó a tomar asiento y el hizo lo propio a mi lado, con la mano extendió y alisó la tierra que había a nuestros pies y trazó algunas letras con el dedo, leí lo escrito:
-Rhür
Asintió y se señalo, supe así que ese era su nombre, repetí su acto escribiendo el mío y una sonrisa adorno su rostro mientras lo pronunciaba, con la extraña voz característica de los Caballeros de la Muerte.
Coqueteó conmigo, me lanzó sonoros besos, me abrazó y hasta incluso toco el violín más pequeño del mundo para mí, yo respondía a cada unos de sus cumplidos, sonriendo con picardía, devolviéndole un beso o un abrazo, cuando me di cuenta estaba flirteando con él…
Me volvió a pedir que le siguiera, me dejé guiar por el hasta la sede del Kirin Tor, al ascender la gran escalera interior me señaló el portal que había nuestra izquierda. Aparecimos en las cavernas del tiempo, junto al gran dragón guardián, montamos, él en un enorme mamut y yo en mi Elekk azul, le seguí a través del yermo y extenso Desierto de Tanaris hasta llegar a Gazgetan, protegida por Goblins.
Me llevó hasta la subasta, aquí es de libre acceso tanto para la Horda como para la Alianza, permitiendo así el comercio de objetos entre ambas facciones, ya que las fronteras de la guerra no permiten el intercambio directo.
Señaló al subastador y a su alrededor en el suelo de piedra, hizo brotar unas hermosas y mágicas flores, supe así que debía buscar. Entre gran cantidad de objetos se encontraba una hermosa rosa roja, y también puesta por él, había una Vida Eterna, un caro y raro objeto para alguien de mis posibilidades, como precio un cobre cada uno. Adquirí ambos presentes y le di un beso como muestra de agradecimiento.
Al salir de la subasta me indicó que montase de nuevo en mi Elekk, y a galope tendido atravesamos el gran Desierto de la Sal, Las Mil Agujas y Los Baldíos hasta llegar a Trinquete, otra de las ciudades gobling, aquí se puede tomar un barco que lleva hasta Bahía del Botín.
Fue entonces cuando ocurrió el percance, subiendo al barco su hacha resbalo de sus manos y resulte herida, él apesadumbrado abandonó el navío pensando que mi enfado seria extremo, en la enfermería del propio velero me curaron, al buscarle vi que no estaba, tome el barco de vuelta y allí en el muelle le vi profundamente preocupado. Lentamente me acerque a él, que de rodillas me pidió mil disculpas, con la palma de mi mano en su rostro le hice saber que no tenía nada que perdonar.
Partiendo desde Bahía del Botín, atravesamos la espesa vegetación de Vega de Tuercespina, hasta que llegamos a una extensa playa de fina y blanca arena y aguas cristalinas y transparentes.
Despojándose de la totalidad de su pesada armadura se introdujo en el agua, un pícaro guiño de ojo me indicó que le imitara, no me iba a amedrentar… ¡y mucho menos ante un orco!, con soltura deje caer mi toga y librándome de mi pesada vestimenta quedó a la vista mi blanca y suave piel para que el sol del atardecer la acariciara, con gracia y sin dejar de mirar sus ardientes ojos me acerqué nadando hasta él.
Retozamos, dejando pasar el tiempo mecidos por el suave oleaje, su curiosa e intensa mirada recorrió las prominentes formas de mi figura, el cuello, las caderas, la cintura, los labios…nos dirigimos a la orilla y nos tumbamos en la arena, la danzante marea mojaba nuestra piel mientras rodeados de silencio, furtivamente, nuestras miradas se encontraban….
Haciéndole saber de mi cansancio, tras ese remanso de paz, utilizamos nuestras piedras de hogar y volvimos a Dalaran, buscándonos entre el gentío y lanzándonos un último beso nos despedimos y me retiré a descansar.
Una vez en mis aposentos, me asaltó una pregunta:
-¿Volveré a verle?
Y rememorando lo vivido me dormí plácidamente.

Mckallister y Luminis Cruor

Conjuro unos Strudels de maná para calmar el hambre y la sed que me tientan a abandonar este necesario retiro.
Aquella tarde buscaba a un magnatauro que tenía que eliminar por encargo de un poderoso mecenas de los congelados parajes de Cementerio de Dragones. Después de recorrer varias veces el lugar donde solía encontrarse, mi búsqueda concluye y le encuentro enfrentándose a un sacerdote enano, ayudándole unimos nuestras fuerzas y salimos victoriosos, preparo de mi mágica comida y se la entrego para que se recupere de sus heridas.
-Volverá-me asegura mientras degusta una de mis tartas de maná-esperaremos a que lo haga y te devolveré la ayuda que me has concedido.
Así fue, el monstruo regresó clamando venganza y de nuevo fue vencido.
-Mi agradecimiento amable sacerdote-murmuré con una sonrisa
Se inclino ante mí y se alejó en su montura perdiéndose en la ventisca.
Me dispuse a cortar la cabeza del gran enemigo yaciente en la fría nieve y marché al encuentro de quien me encomendó la tarea, allí nos reunimos de nuevo, esta vez nos dirigimos juntos a realizar la siguiente misión y así llevamos a cabo varios encargos, los cuales a mi sola me hubieran costado numerosas heridas. Durante este tiempo hablamos mucho, gran conversador, los Enanos tienen un sentido innato para hacer agradable el trago de la más amarga cerveza. Tras completar dichos encargos, se retiró a descansar.
A menudo concertábamos encuentros en alguna taberna para compartir relatos junto a una sabrosa bebida. Tiempo más tarde me llegó un mensaje suyo:
“Even, me dispongo junto a mis compañeros de hermandad a aventurarnos en el peligroso Naxxramas, ¿te apetece venir a superar numerosos retos y peligros a nuestro lado?. Mckallister”.
Acepté de buen grado la propuesta, al reunirme con ellos me superó mi timidez y apenas pronunciaba palabra, pero pronto cambio la situación, ocho valientes combatientes me recibían como una más.
Nekh,un guerrero Elfo de la Noche, Wallstun una elfa cazadora, Drudenai draenei maga, Gunsche gnomo brujo, Aiora mago humano, Udos elfo guerrero, Electra maga humana, Evadne elfa druida, Mckallister y yo, un grupo de diez valientes que se adentraban en una mazmorra totalmente desconocida para mí, no sentía temor de morir o recibir graves heridas, temía no cumplir las expectativas esperadas de una maga de mi nivel.
Tras los primeros combates, los tres expertos magos, Drudenai, Electra y Aiora se ofrecieron amablemente a resolver todas mis dudas, comenté con ellos algunas preguntas y me dieron junto a Ellion, otro sabio mago perteneciente a esta hermandad, unas sencillas directrices con las cuales logré aumentar en gran medida mis poderes.
Con ellos, los miembros de Luminis Cruor, aprendí algunas cosas que los instructores no pueden enseñar, y me enfrente a grandes peligros junto a ellos. Me ofrecieron en varias ocasiones unirme a su clan, pero Nobleza es mi hogar y nunca abandonaré a mis queridos hermanos, lo comprendieron y como muestra de aprecio me regalaron un poderoso anillo que aún hoy llevo conmigo, el Anillo de choque de Hechizo.
Poco a poco fui conociendo a gran parte de los miembros de esta institución, Nrg elfo cazador, Donflamingo chaman draenei, Sandia elfa druida, Timbi enano paladín, Amarië druida elfa…desarrollando hacia ellos un profundo cariño.
Comienzo a reír mientras canturreo una cancioncilla
-Pin pan pun bocadillo de atún, Pin pan pon bocadillo jamón.
Improvisada por Wallstun y extendida por mí, para “tortura” de los miembros de la expedición a través de los laberinticos pasillos del peligroso Naxxramas.
Mckallister ahora no está, espero su vuelta y ahora también la mía.
Como si le tuviera ante mí, alzo la vista y murmuro:
-Enano, me debes una cerveza y un tatuaje, esta maga no olvida….

Zaeryel

Acerco una de las esquinas del pergamino en que garabatéelos leones, a la llama bailarina de la vela que me ilumina, al contacto arde con rapidez y se apaga repentinamente, en lugar del esperado olor a quemado, huele a fruta fresca, Zaeryel se instala a mi lado, sentada en el borde de mi cama. Me mira tiernamente, sus encantadores rasgos se vuelven más delicados aún, el profundo cariño que profeso hacia ella torna mi tristeza en alegría.
En ella encontré el apoyo cuando flojeaba, el cariño cuando lo necesitaba, la confianza cuando la perdía y una inmensa cantidad de ternura, algo que parecía perdido en un mundo de guerras despiadadas rebosantes de sangre y dolor. Largas jornadas nocturnas pasamos cambiando el mundo, adornándolo con cintas de colores para alegrar su tan oscuro aspecto.
Tampoco ella se despidió y ahora entiendo el porqué, los dulces recuerdos de mis horas a su lado se instalan en la habitación, antes solitaria.
Aquel día, caminando por las empantanadas tierras de los Humedales, Potopo me mostró una nueva mascota, una cucaracha, un animal al que no le profeso estima alguna, mi reacción natural al verla fue resumida en esta frase:
-Jefe, ¡tu cuca es muy fea!
Las sonoras carcajadas de Zaeryel , que reía a mandíbula batiente, me hicieron caer en la cuenta de lo inapropiado de mis palabras pronunciadas espontáneamente y sin maldad alguna….
¡Ah! Que agradables horas e inocentes risas para salir del ajetreo triste de la vida del aventurero a sueldo…
Pequeño es mi recuerdo para tan gran Gnoma, las más oloras esencias se conservan en pequeños frascos.
Te extraño Zae, antes de partir me dijo que la puerta no se cierra porque yo soy la llave, ansío regresar y al abrir dicha puerta encontrarme su luminosa sonrisa esperándome.

lunes, 12 de octubre de 2009

El sueño y el cazador


Tumbada sobre el mullido colchón de mi lecho, mi tez se aclara mientras caigo en los acogedores brazos del dios del sueño, mi pelo derramado sobre los almohadones, mis rosados labios entreabiertos…relajada y serena reposo mientras se pasean por mi descanso momentos vividos.
Sobre la mesita que se encuentra junto a mí, la rosa roja que llevaba en una de mis bolsas, que hace que no olvide que los recuerdos se mantienen frescos al igual que esta flor, que no desaparecen, haciendo patente que el pasado forma parte del futuro.
Atardecía, perdida en el tiempo pescaba en los canales de Ventormenta, intentando atrapar a esa traviesa cría de crocoliso que se había escapado y que requería de toda mi paciencia, sentada en el borde dejando que el agua acariciara mis desnudos pies.
Un húmedo hocico rozó mi mano, era una preciosa gatita blanca, reconocí al instante su raza, un Sable Fantasmal pues apenas se distinguía, el rasgo más marcado de esta raza es que son casi transparentes. Le acaricie justo tras las orejas y se tumbó a mi lado en busca de mas mimos que yo le regalé encantada.
Una esbelta Elfa de la Noche, con sus azules cabellos sujetos en una gruesa trenza que caía sobre su hombro derecho se acerco y dijo:
-Mali, sabes que no me gusta que te escapes y mucho menos que interrumpas los quehaceres de la gente.
El animal continuó agazapado a mi lado. Dirigiéndose a mí dijo:
-Mis disculpas noble maga, ha entorpecido vuestra apacible pesca, es demasiado cariñosa, me va a resultar muy difícil adiestrarla para el combate.
-Tranquila. Es muy raro ver una hembra de esta especie, además a ella le gusta recibir caricias tanto como a mi prodigárselas. El instinto felino es especial, su búsqueda de caricias no esconderá el peligro a su olfato, llegado el momento aflorará su ferocidad natural.
La muchacha se sentó a mi lado, su mascota dormitaba entre ambas ronroneando; se llamaba Cartagenera, acababa de llegar a la ciudad desde el lejano Darnassus y no conocía la ciudad, le indiqué los lugares más importantes y le pregunte si quería pertenecer a Nobleza, ofreciéndole así la posibilidad de pedir consejo y ayuda en caso de necesitarlos.
Aceptó, saludó cortésmente a los miembros presentes y se alejó mientras Mali recibía unas cuantas caricias mas antes de salir corriendo junto su dueña.
A menudo nos reuníamos y me contaba las experiencias vividas en sus viajes y observaba a Mali crecer. En uno de nuestros encuentros me habló de un cazador perteneciente a nuestra hermandad, al cual yo conocía bien, Trabukomak. Me confío el secreto amor que le profesaba y el relato de cómo se conocieron, a su vez prometió no revelarle nunca su querido Enano lo que por él sentía, por miedo al rechazo, no intenté convencerla de lo contrario pues, nadie puede dominar el desbocado e indomable corazón femenino.
Pasado bastante tiempo, Trabu me convocó para reunirnos, mucho tiempo a que no nos veíamos, cuán grata sorpresa recibí al conocer la noticia de la que era heraldo; amaba a Cartagenera con el mismo intenso fuego, y a través de esta torpe maga concertó un encuentro. Allí en Ventormenta en una estrellada noche los reuní y me alejé.
Ella días más tarde me hizo partícipe de lo que provocaba la luz que emanaba de su radiante rostro y su exultante corazón, su querido cazador le había propuesto matrimonio, en un idílico paraje con un anciano pero poderoso dragón como testigo, lucía el anillo, humilde, pero gran símbolo para ella, en el dedo corazón de su mano izquierda y me relató la promesa hecha a su amado de no quitárselo nunca.

Bruscamente despierto de mi apacible sueño y de improviso siento mi cuerpo temblar, no me atenaza el frio, ni el miedo, ni el deseo…es...dolor.
En mi pensamiento se instala Trabukomak, el fiel cazador al que estimo sobremanera. Siento un punzante dolor en el tórax, algo me atraviesa el corazón que late con tristeza. Rompo a llorar, amargas lágrimas cercenan la piel de mis mejillas y van a morir al nacimiento de mis senos, la tristeza que marca mis latidos me adormece.
Siento que una parte de mi abandona el mundo de los vivos, mi querido cazador…que lejos te siento…Un certero disparo de su trabuco le arrebata la vida para siempre, esta vez el Ángel de Resurrección no podrá devolverlo a la vida…nadie puede ya, como experto tirador sabia que donde apuntaba; sería irreversible.
En mi mente la imagen de una vacía habitación, el cuerpo de Trabu en el frio suelo, el rojo intenso de su sangre, mezclada con las lágrimas de los Ángeles protectores que comienzan a entonar tristes cantos en su nombre. Recuerdo bien como le conocimos Nofertari y yo, el tímido enano que con sus bromas hacia sonreír a cuantos tenía a su alrededor, en la hermandad era muy querido y apreciado.
-Amable maga, ¿me pones lucecitas en el arma?-preguntaba con timidez, disculpándose enseguida por atreverse a pedir de mi experiencia en el arte de encantar armas y armaduras.
En este mundo dominado por la avaricia de mejorar en experiencia y armadura no hay muchos como él.
Lo último que me dijo antes de marcharme a este retiro en que me encuentro fue:
-Even, ¡me pusiste lucecitas en el alma!
Te has ido, pero aun estas. Entre lágrimas, pronuncio su nombre acariciándolo con los labios y le veo llorar mi marcha en la posada, dónde comenzó mi viaje.
-Cartagenera….-susurro-.
La voz de la elfa inunda mis oídos y me dice:
-“En un secreto rincón de mi tímido pero ardiente corazón encontró Trabukomak el escondite perfecto para sus eternas y frías noches de solitaria cacería"...

El espejo

Repaso bien para asegurarme que no me falte ningún objeto, una runa de portal, partículas arcanas, una vela devota, el antiguo colgante con una Lágrima de Sirena incrustada, el hechizo de intelecto arcano sobre mí, el polvo infinito….sí, está todo.
Dispongo en círculo los objetos a mí alrededor, esta habitación no dispone de ventana alguna y aprovechando mis conocimientos de magia me dispongo a abrir mi propio balcón al mundo exterior, podré ver lo que desee sin ser vista.
De mis labios brota una frase en Darnassiano, que Diosadulcine y Cartagenera, Elfas de la Noche, me enseñaron a pronunciar:
-Al´Shar lo balah, observa el mundo.
Una brisa fresca y suave me envuelve, las partículas arcanas comienzan a brillar con fuerza y a elevarse, acto seguido giran a mi alrededor y revolotean ante mi formando un ovalo perfecto. La vela se apaga y el fuego que la poseía se dirige lentamente hacia la runa haciendo que su símbolo se encienda, una cegadora luz brota, se torna en un suave azul y se dirige al centro del ovalo, del polvo infinito brota un mágico arco iris que colorea la flotante forma, finalmente el colgante se eleva y se coloca en la parte superior bordeándolo por completo dándole un plateado marco, en la Lágrima de Sirena palpita un fulgor extraño.
Tras calmarse la brisa observo el resultado, con el aspecto de un espejo, ante mi levita la ventana de mi esperanza.
-Probare para empezar con algo sencillo-murmuro-muéstrame mi lugar favorito.
Al instante una luz de suave intensidad brota del encantado objeto, veo la luna, pero no es una cualquiera, es la que se divisa desde Nagrand, aquella que mi querido Rammaru me regaló hace años….mi luna.
El inmenso astro nocturno que aquí en este lugar es posible contemplar a plena luz del día, rodeado de estelas de luz de un morado suave, que, asemejan las caricias de un valeroso a su amada antes de partir a la guerra con un incierto futuro.
Ante este privilegio de contemplar el cielo y la luna que tantas confidencias mías atesora, sucumbo al llanto, le confío mis temores y la añoranza de los que quiero.
_Evenstarson, ¿Qué te ocurre? ¿Te atenaza el miedo?-me interroga-
Sin pronunciar una palabra a través de mis labios, mi corazón responde a la cuestión.
-No temo a morir, ni temo sufrir
-¿A qué temes entonces, mi señora?
-A empuñar los barrotes de esta jaula, hasta que el tiempo los acepte, a que la valentía deje paso al recuerdo y no desee ya escapar de aquí.
-Temes a la soledad entonces, ten paz que nunca estarás sola.
Y se hizo un silencio ensordecedor.
Allí ante mi luna pasaron ¿horas?, ¿días?, tal era mi necesidad de volcar esos temores que poco a poco abandonaban mi alma mientras con ternura, ella, cicatrizaba sin decir ni una palabra.

Potopo

Un trozo de pergamino, una pluma y tinta es lo que encuentro sobre la mesa que se encuentra al norte de la habitación. Los tomo y sin pensar garabateo un par de leones rampantes, símbolo de Nobleza, dos orgullosos felinos de color dorado erguidos sobre un fondo azul intenso y bordeado por una hilera de calaveras y huesos en tono turquesa.
Recuerdo con claridad el día que entre a formar parte de esta Hermandad.
De camino a mi instructor de magia, contando creo que unos 20 años, un gnomo muy agradable me invito a formar parte de una Hermandad, no desconfiaba de él, pero estaba acostumbrada a la soledad de mi casa, de mi cocina, de mis estudios de magia.....

-Únete a nosotros y si no te convence te vas, en cualquier caso serás libre de hacer lo que quieras.

Su voz acompañada de una sonrisa me saco de mis pensamientos y rápidamente acepte, me llevo a una sala en la que mucha gente de diferentes razas hablaba sin parar, había Gnomos, Enanos, Elfos de la noche, Humanos hasta incluso algún Draenei, el gnomo que me guiaba me dijo que pasara y esperara, en un rincón observaba a cada uno de los que estaban allí, el gnomo ya no estaba a mi lado.

De pronto apareció y se hizo el silencio, llevaba algo doblado sobre sus manos. Me guio hasta el centro de la sala y me dijo

-¿Cuál es tu nombre?
-Evenstarson
-Bienvenida a Nobleza Evenstarson- Me entrego lo que llevaba y me rogo que me lo pusiera

Obedecí, era un tabardo, azul oscuro con dos leones dorados
-Me llamo Potopo, soy el maestro de la hermandad
-Yo me llamo Zaeryel y soy la Gm
Así uno a uno se fueron presentando,

Zaeryel añadió:
-Perteneces a la Hermandad Nobleza donde todo lo puro y bueno tiene cabida y donde los valientes se atreven a cambiar su destino.
Ahora tenía familia, ya no era la pobre huérfana que vivía de su dolor, tenía motivos para cambiar ese destino.
A partir de entonces, mi indomable curiosidad me lleva a bombardear a preguntas al Maestro y Zaeryel, que gentilmente las responden con infinita paciencia. Nos volvemos inseparables los tres, embarcándonos en innumerables aventuras juntos disfrutando de cada instante conversando y riendo.
El recuerdo de una noche en concreto me obliga a sonreír, la luna estaba alta ya, era madrugada cuando el brujo me interroga muy seriamente:
-Even, ¿Qué andas haciendo?
-Encargos para conseguir algunas monedas, ¿necesitas algo Jefe?
Si, aún le llamo así.
-Vente conmigo, ¡vamos de excursión!
Cada vez que me hacia esa propuesta, dejaba automáticamente cualquier tarea que me ocupara para más tarde, ese día nos reunimos en Forjaz.
Nos dirigimos en glifo hacia Costasur y desde allí cabalgamos hasta una torre situada cerca de Entrañas, la tétrica ciudad de nacimiento de los No-Muertos.
-Cuando yo te diga, sube a lo alto de la torre lo más rápido que puedas y entra en el zeppelín, cuidado con los guardias.-el serio tono de su voz me crispó y me puso tensa.
Tras un silencio que pareció eterno…
-¡Ahora Even! ¡Corre!
Obedeciendo sus indicaciones de la manera torpe que me caracterizaba, alcancé mi objetivo con un gesto me hizo entrar en una especie de bodega para no ser vistos.
-Jefe, ¿A dónde me llevas?
-Ya lo veras, no seas impaciente.
Bastaba que quisieras saber algo para que él se volviera hermético, aun lo sigue haciendo.
Asomándose miro a un lado y a otro y me indico que no había guardia alguno, al salir me quedé petrificada….estábamos en Orgrimmar, la ciudad Horda más concurrida, aún bajo cantidad de precauciones al fin somos vistos, Potopo utilizando su capa paracaídas se lanzó desde el zeppelín, lanzándome el hechizo de caída lenta le imité.Allí en plena madrugada, escondidos de los atentos ojos de los vigilantes nocturnos me explicó la manera más fácil de entrar en aquel bastión evitando ser visto.
Nessy, el gran monstruo marino que mora en el inmenso acuario del tranvía subterráneo que une Forjaz y Ventormenta; la ciudad oculta bajo la gran Forjaz; los misteriosos niños que aparecen en una de las solitarias casas del Bosque de Elwing; el aeropuerto de Forjaz de tan difícil acceso; un perdido embarcadero con su extraño morador…tantas cosas he visto y tantas me ha enseñado este sabio Gnomo…
Su pasión por los tornillos y las tuercas, cuán divertido era verle reunir los materiales necesarios para su invento más reciente, de él también aprendí mi cariño por las pequeñas mascotas que me acompañan, de sus curtidas manos me llego la primera, un pequeño perro de la pradera, recompensa de una de las ideas de este ingenioso gnomo, un Torneo de Tonques de Vapor dirigidos por control remoto y fabricados, uno a uno, por él mismo.
Y su risa, un día que le oí reír a carcajadas fue el que me propuso conseguir una nueva mascota. Me reuní con él en Páramos de Poniente, me condujo hasta una zona en la que había un gran número de pollos, ilusamente pensé que sería tan fácil como acercarme y coger uno, al acercarme todos salieron en desbandada y tras posarse el polvo vi que estaba cubierta de blancas plumas.
-No mujer no es tan fácil, con un poco de grano, elige a uno y persíguelo hasta que tenga a bien dejarse atrapar, entonces será tuyo.-me explicó entre risas contenidas.
Ya no pudo contener las carcajadas al ver a una seria maga en cuclillas con la toga remangada, despeinada, cubierta de polvo y plumas, persiguiendo al travieso animal mientras lo tentaba con maíz.
Antes de retirarme a este solitario lugar me dijo:
-No me despido, volverás, hasta pronto.
Cuando es un misterio, pero volveré Jefe, volveré….

La despedida

En la oscuridad de la noche, mis pensamientos no me permiten dormir, como Sacerdotisa, tengo un especial sentido que me hace saber que algo malo se avecina. De pronto, alguien golpea la puerta, me incorporo abandono la comodidad de mi lecho y me dirijo a abrir con calmada prisa.
Un gnomo muy querido por mí me mira con gesto contrariado, le invito a pasar y le pregunto:
-Jefe, ¿qué ocurre?
Sin mediar palabra, introduce su mano en los pliegues del pecho de su toga y saca un gastado y amarillento pergamino que luce un sello de lacre rojo roto, me lo tiende y me insta a leerlo con un gesto. Lo tomo en mis manos y con cuidado lo despliego por completo. Mi rostro se entristece a medida que descubro su contenido.

-Even se ha ido, ella, la que me impulsó a ser lo que soy, la que me alentaba a superarme y a perfeccionarme como sacerdotisa sin preocuparme de mi pasado sino de mi presente y lo venidero....
-Así es-confirma el gnomo-necesita descansar, y volverá cuando esté bien... ¡diablos! le prohibí que se despidiera, pero... ¡ay! ¡Qué mujer mas cabezota!....Sírveme cerveza Nofer, necesito un trago o... ¡se me saltaran todas las tuercas!
Pongo sobre la mesa mi mejor jarra de cerveza y el vaso que más le gusta a Potopo, cómodo de usar para un gnomo exigente y con recursos como él, de no ser así sacaría de su mochila su propio vaso.
Apurando de un trago el contenido y mientras se sirve de nuevo me dirige la temida pregunta:
-¿Qué aras ahora?
Mirando fijamente la palmatoria que hay sobre la mesa, mis labios pronuncian con convicción una frase casi en susurro:
-Me iré...si ella no está poco puedo hacer yo aquí...
-Lo comprendo, sé que sabrás cuando ha vuelto...y si no...¡Yo te lo haré saber!

Una leve sonrisa se difumina con la tristeza de mi gesto, apurando el contenido de la jarra, el brujo se levanta de la silla que cruje y sin mirarme me susurra:
-Hasta pronto cielo y...que sueñes con múrlocs-aceleradamente sale de la habitación perdiéndose en las callejuelas.

Miro a mi alrededor sabiendo que debo partir, cojo mi mochila y utilizo mi piedra de hogar, sé a ciencia cierta dónde se encuentra Even, pero también sé que necesita soledad, además yo no poseo el libro que obra en su poder, no puedo acceder a donde ella se encuentra.
Camino por las calles de Dalaran, extrañamente vacías del habitual trasiego, me dirijo con premura a la zona de vuelo y tomo un glifo que me lleva a Colinas Pardas.
Una vez allí subo a mi lugar favorito desde donde diviso todo el paisaje, el bosque semi cubierto de nieve y un cielo azul que nunca cambia de color, la aurora boreal es su único adorno.

Aguardo allí de pie en esa altura con la mente en blanco sin pensar en nada, algunas personas se instalan en mi pensamiento fugazmente y me obligo, con un gran esfuerzo, en contener el llanto.
Utilizando la levitación desciendo suavemente del lugar en que me encuentro, nada más llegar al suelo me enfrento con un feroz oso, no me lanzo ningún hechizo de protección, esta vez mi muerte será diferente....
Mediante dolorosos zarpazos me empuja hacia mi destino, nada hago para curar mis heridas, por fin, un certero golpe de sus garras consigue arrebatarme la vida, pero como dije esta vez será diferente...mi forma de Ángel me vuelve etérea. Ligera como una pluma, no siento dolor, sólo paz.
Comienzo entonces mi viaje, nadie encontrará mi cadáver pues no he muerto, simplemente esperaré el regreso de Even protegiendo secreta e invisiblemente las vidas de nuestros amigos, ángel de la guarda que velara por los que nos quieren....

Ojos de Draenei

Al cerrar la tapa trasera me invade la sensación de un cálido abrazo, idéntica a cuando me lo prodigaban mis padres, la feroz guerra contra la cruel Horda me los arrebató, pero no es odio lo que siento, es rabia contenida por extrañarlos tanto.
Me incorporo y me dirijo al estante del que tomé el libro y lo deposito en su lugar, un dulce rostro aparece ante mí y sonrío, es Nofertari, mi querida draenei Sacerdotisa. La conocí un día explorando el vasto y frondoso paraje de El Exodar, de camino a la ciudad para aprender los hechizos de transporte propios de los magos.
Al llegar a la entrada me fije en el encargado de cuidar a los Elekks, los enormes paquidermos que esta enigmática raza utiliza para desplazarse, su compañera se ocupaba de enseñar el arte de la equitación, una picara sonrisa se asomó a mis labios al recordar cuando aprendí esta habilidad para montar a mi fiel Yegua Zaína, incansable compañera durante los inicios de mi andadura.

Una mirada desconfiada se clavó en mi nuca, al girarme la vi. Una hermosa draenei de largos cabellos azulados, prominentes labios y unos iluminados y profundos ojos rasgados. Su gesto me hacía saber que no le agradaba mi presencia, aún así, me acerque para pedirle indicaciones:
-Saludos joven Draenei, soy forastera y necesito guía para llegar hasta el gran instructor de portales de esta gran ciudad, me pierdo fácilmente ¿serias tan amable de indicarme?
-Odalisca abae-balbuceó en su idioma-perdona, por la expresión de tu rostro intuyo que no hablas el draenei, pocos forasteros lo hacen, sígueme yo seré tu guía.

Me llevó por la laberíntica ciudad de cristal hasta poner ante mí a quien deseaba ver, tras aprender los hechizos buscados ella me pregunto si deseaba alojamiento para descansar y refrescarme, asentí y la interrogué sobre las enorme estatuas que poblaban la gran sala llamada El Arca de las Luces por la cual caminábamos.
-Poco sé sobre ellos-admitió- apenas sus nombres, sus historias están perdidas en el tiempo al igual que la mía, pocos, muy pocos draeneis recuerdan su pasado, tras el accidente todo lo vivido es confuso quizás…demasiado..
El silencio nos acompaño hasta llegar a la puerta de la posada:
-Entra y descansa, mas tarde vendré a buscarte para guiarte a la salida si lo deseas.
Iba a utilizar mi teletransporte para salir de aquel laberinto, pero esta enigmática dama despertó mi insaciable curiosidad asique acepté esperarla.
Sus movimientos eran gráciles cual gacela, altiva y esbelta, su toga de sacerdotisa aprendiz acompañaba el vaivén de sus marcadas caderas.
Entré en el tenue lugar, pedí a la posadera descansar en una de sus habitaciones mientras buscaba en mi saquito unas monedas, ella con una irónica sonrisa se negó:
-Los aventureros necesitan descanso y esas monedas encontraran un menester más importante, no me pagues por tu derecho al reposo, estas en casa…-y con un preciso movimiento entreabrió el velo que conducía a una escalera. Ascendí, una pálida luz iluminaba cada una de las estancias penetré en una y en un confortable diván de terciopelo morado me acomode y me dormí.

Al despertar una nota se hallaba junto a mis pertenencias
“Reúnete conmigo abajo cuando desees. Nofertari”
Me apresure a bajar y con la mirada escruté cada una de las mesas buscando una cara conocida, allí estaba ella, sentada plácidamente degustando un jugo afrutado y fresco. Conversamos largas horas, su notable tristeza daba paso al abatimiento, no recordaba nada de su pasado ni familia, ni amigos...nada; solo vacío.
Únicamente sabia su presente, una sacerdotisa inexperta que disfrutaba arrancando de la sucia tierra minerales y piedras preciosas para después tallarlos y convertirlos hermosas joyas y gemas, ni siquiera sabía como había aprendido tal habilidad, simplemente lo hacía. Vislumbré algo de su personalidad: sabe ser dulce cuando debe y también cruel, es tenaz coqueta, demasiado confiada y extrovertida.

Le pedí que me llevara ante el instructor de sacerdotes, al sabio le dije que le enseñara todo lo que sabía que yo pagaba su salario. Pronuncié unas palabras y el Intelecto Arcano descendió sobre la asombrada y silenciosa Sacerdotisa.
-No te rindas nunca Nofertari, no te preocupes de tu pasado, solo de tu presente, el futuro vendrá, vive hoy. Nunca mas estarás sola-poniendo sobre sus suaves manos el tabardo de Nobleza-ellos y yo misma seremos tu familia ahora, aprende a sanar las heridas en la batalla, hazte tan fuerte por dentro como lo eres por fuera.
Mi hechizo de transporte me alejó de ella. A partir de entonces se convirtió en mi protegida a la que con frecuencia visitaba.
Mi queridísima Nofer, sé qué esperas mi regreso, cuídales en mi ausencia.

domingo, 11 de octubre de 2009

Danza improvisada

Me despojo de la capa y de las pesadas botas la suavidad de las aterciopeladas alfombras que cubren toda la habitacion acarician mis cansados pies,suelto mis castaños cabellos que caen libres a media espalda.
Dejo resbalar la pesada toga por mi cuerpo y me cubro con un vestido de seda de un azul muy suave,con lentos y pausados movimientos doblo cada pieza imbuida de magia por mi misma de mi atuendo de valiente batalladora,la camisa,los pantalones,la toga...sobre una mesa baja de madera de fresno,deposito mi bastón con forma de aleteante dragón,la varita,los anillos,la gargantilla,los abalorios,todo aquello que me otorga poder ha sido despojado de mi cuerpo,cada una de ellas tiene la historia de una batalla tras de sí;ahora soy ligera,eterea nada pesa sobre mi.
Guardo todo en una de mis bolsas,que solo abriré cuando esté lista para volver a usarlo y la dejo con cuidado en el arcón que se encuentra a mi lado.

Paseo descalza por la habitación,casi flotando sin utilizar hechizo alguno,no puedo evitar darme cuenta de que estoy danzando,recuerdo la niña que fuí que bailaba bajo la atenta mirada de sus progenitores...giro en el centro de la sala como una bailarina que ensaya su baile antes de exponerse al extricto criterio de su publico.

Me detengo en cada candelabro apagando con un leve soplido todas las velas,solo una queda queda encendida,la tomo y me aproximo a la primera estanteria,la mas cercana,mi mano se desliza acariciando los libros,me detengo en uno cuyo titulo reza:

"Dominio de la magia del fuego.Inciacion"

Preciosos recuerdos de mis inicios a la magia me asaltan,lo tomo y me dirijo hacia la cama que se encuentra al fondo,un gran dosel la adorna y una colcha de lino de un blanco sorprendentemente radiante,me recuesto sobre los almohadones y comienzo a releer lo que se encuentra escrito en el gastado libro,no tiene dibujos pero no son necesarios pues cada uno de esos hechizos tiene una imagen asociada y en todos me encuentro con la amorosa mirada de un padre que veia en su hija un apasionado fuego,el de la magia,un fuego que nadie podrá extinguir jamas de este palpitante corazón,que late al son que marcan las danzantes llamas...

martes, 6 de octubre de 2009

Dalaran


Utilizando la invisibilidad me dirijo lo mas rápido posible hacia la sede del Kirin Tor.
Me cruzo con muchos de mis apreciados amigos reprimiendo mis ganas de abrazarles,subo la empinada escalinata y antes de aparecer deshaciendo el conjuro de ser invisible me aseguro que no haya nadie conocido,me inclino con gracia ante los nobles representantes de la mencionada facción para pedir permiso para entrar,el principal de ellos inclina la cabeza para hacerme saber que se me concede el permiso,subo la gran escalera y me dirijo al portal que se encuentra a mi derecha.

como suponía la estancia esta vacía,el único que ronda es el mayordomo,que a cambio de unas monedas me ofrece una copa de delicioso y fresco vino,elaborado en la cuidad en que me encuentro.

- Sabia maga,¿ deseáis deleitaros con el suave sabor de una copa de vino?

-De acuerdo mayordomo,me vendrá bien refrescar mi paladar,gracias.

Tomo la copa que con sumo cuidado ha servido el mayordomo y me dirijo lentamente hacia el gran balcón al que tanto ansiaba llegar,retiro la capucha que me cubre y una suave brisa derrama mi castaña melena sobre mis hombros.

Y allí,a mis pies,la visión de la ciudad completa,desde aquí no se percibe el trasiego,solo silencio y el viento,degustando con calma el vino de un sabor algo dulce,me retiro a mis recuerdos,respirando el aire que al entrar en mis pulmones me traen parte de la tranquilidad perdida.

Sin esperarlo,el sorbo de vino se vuelve tremendamente amargo,era el ultimo..todo lo bueno se acaba,pero si se acaba se puede volver a comenzar desde el principio y así mejorar mas aun.

Deposito la copa vacía sobre la bandeja plateada,que brilla bajo la azul luz del cielo,sobre la mesa y busco en mi bolsa un libro muy especial.
Es un libro sencillo,de cuero sin adornos,solo algo luce en la tapa delantera,mi nombre,sobre un titulo:

"Evenstarson.
Las escuelas de Magia Arcana"

Al abrirlo,aparece a junto a mi un Familiar del Kirin Tor,que con una voz que para un desconocido causa pavor,me dice:

-Evenstarson,juré protegerte al obtener tu el conocimiento de las escuelas de magia,¿en que puedo servirte?

-Querido compañero,tu presencia me demuestra que un abisario de tu rango es fiel a sus palabras, llévame al lugar en que te confiaron mi protección.

-Pronuncia las palabras del libro y así será-me ordena mientras flota a mi lado.

Sin premura,obedezco,lentamente de mis labios salen palabras que leo sin esfuerzo de los raros signos que tengo ante mi,cierros los ojos,sabiendo la intensidad de la luz que va a envolverme.Al abrirlos estoy en la sala que deseaba,rodeada de estanterías de viejos,gastados y polvorientos libros,que desprenden el característico olor del conocimiento.
Aqui junto a Potopo,se nos confiaron nuestros Familiares del Kirin tor, aquí es donde me quedare meditando y perfeccionando mi magia, pondré en orden mi vida,descansaré de la agitada vida del aventurero, se sellaran a fuego en mi corazón los momentos vividos con "mis niños" de Nobleza, aquí,reposaré hasta mi regreso....

Visitas


Monto sobre su lomo y ansiosamente comienza a avanzar,adora pasear por la fría nieve.

-Llévame allí-le digo

No tengo ni que señalar,Sable sabe a que me refiero,y con sus gráciles movimientos felinos me lleva hasta donde deseo,la cumbre mas alta del lugar,solo una bandera gastada y roída por el paso del tiempo y el frió nos acompaña y contempla inmóvil y muda el paisaje que escrutan mis ojos.. aquí en esta montaña el frió es aun mas intenso,Sable,en un intento de proporcionarme su calor se tumba a mis pies,pero no es el frio lo que me hace temblar..tantos momentos vividos....
Antes que las lagrimas resbalen por mis mejillas y a causa del frío me hieran,subo a lomos de Sable de nuevo y bajamos lentamente por las empinadas laderas,paseamos por el aereopuerto,de casi imposible acceso para los que no lo conocen,aun oigo las risas de mis hermanos en nuestra ultima visita al paraje,me acarician los oidos como suaves telas de terciopelo.

Darnassus,El Exodar,Theramore...visito cada uno de los rincones de las ciudades,me espera la visita a Ventormenta.
Pronuncio con firmeza el hechizo de teletransporte y aparezco en el lugar en que tantas horas pase aprendiendo a ser maga,los expertos instructores me dedican como siempre la mas amplia,amable y acogedora de sus sonrisas.

-¡Evenstarson! que alegría verte de nuevo-me asalta la instructora con la que tantas horas pase conversando-¿estas de paso? podríamos acercarnos a la taverna y me cuentas como llevas el perfeccionamiento de tus hechizos

-No puedo,voy algo apurada de tiempo,como es costumbre ultimamente,lo dejamos pendiente si te parece

-¡Claro! ya sabes donde encontrarme,ademas no me engañas te conozco bien y tramas algo..- Su sonrisa iluminó el lugar mas que los grandes portales mágicos de color esmeralda que dominan la estancia.

A lomos de mi fiel felino,pasee por por toda la cuidad que me vio nacer y crecer en todos los sentidos,como persona y como hechicera.

me detengo ante la puerta de la gran catedral,mudo testigo de una promesa incumplida,

-Estará bien y sera feliz-afirmo en mi pensamiento.

Tras el largo paseo,Sable agotado me mira pidiendo un descanso,desmonto y se retira mientras,como siempre,pronuncio mi hechizo de teletransporte,me dirijo a Dalaran,la gran ciudad de los magos que se encuentra en el congelado continente de Rasganorte.

Comienza el viaje


Las laberínticas y empedradas calles de Forjaz son el escondite perfecto para pasar desapercibido,una maga misteriosa y cabizbaja envuelta en una capa azul celeste no es nada extraño por estos parajes,los magos solemos ser solitarios por nuestro perfeccionismo con los estudios de la magia así que no llamaba la atención.

Mientras caminaba lentamente hacia mi destino no dejaba de pensar en la ultima imagen de la polvorienta posada en que escribí mi despedida,el cazador de marcadas facciones que lloraba mi marcha,la picara que me observaba...ah! mis queridos hermanos de Nobleza...se me partía el alma al no haberlos estrechado contra mi pecho,jadeante por el llanto,antes de partir,pero... habría sido peor,para mi y para ellos.Saben que los llevo conmigo en mis pensamientos y en mi corazón..¿para que prolongar el dolor de tener que despedirme?

Por fin,llego a la tenue callejuela que une la Gran Forja con la plaza del banco y la subasta,camino por ella despacio para saborear el momento y percibir con calma el olor que desprenden las antorchas,al llegar al otro extremo vacilo antes de salir,es la zona mas concurrida de la ciudad y temo que alguien me detenga y me haga mas difícil la marcha.

Con paso firme,como si nada pasara,me acerco al buzón que hay en la entrada del banco,soy una maga mas ocupada en sus quehaceres.....

Pongo en orden mis correos,accedo a mi banco personal y al de la Hermandad para depositar las cosas que mas útiles les puedan resultar.
Una vez concluida mi tarea me dirijo a la salida,la gran puerta de Forjaz se alza frente a mi desafiante,miro a mi alrededor,gente como hormigas ocupadas en comprar,reparar,ayudando a los que se inician y otros buscando a valientes compañeros para enfrentarse a los peligros de una mazmorra,normalidad,tranquilizadora e inquietante a la vez.

Un leve tirón en mi capa me crispa,me sereno y me giro,un Gnomo que acaba de iniciar su andadura en el arte de la brujería,me pide unas monedas para pagar los servicios de su instructor,las deposito en la palma de pequeña mano y sin esperar agradecimiento alguno me dirijo hacia el gran pórtico que me llevara a mas aventuras pero esta vez....en soledad.
El cortante frio de las montañas acaricia mi rostro sin dañarlo,salgo del bullicio de la gran puerta con gente que entra y sale y otros que combaten entre si en duelo,un leve silbido sale de mis labios entreabiertos,un gran Sable de Hielo Presto se detiene a mi lado.

El gran felino de blanco pelaje,gruñe suavemente mientras me empuja con calma la mano, haciéndome saber que entiende como me siento,le acaricio con toda la ternura que albergo y le susurro:

-Tenemos que irnos fiel compañero,pero antes daremos un paseo por estas tierras, sentirás la nieve bajo tus garras y yo el viento en la cara,seremos libres.

En esta posada....





Sentada en una silla de madera de color oscuro en uno de los rincones de esta polvorienta posada,
"Posada el buen descanso" que buen nombre para el lugar de mi reposo,cansada de tanta guerra degusto un vaso de la cerveza mas suave de que disponen.

Cantidad de recuerdos y vivencias atraviesan mi mente como espadas,algunas de ellas agradables,otras demasiado afiladas e hirientes....
Destierro de mi mente las dañinas y abrazo con ternura las amables,de pronto me asaltan caras sonrientes que me agradan el trago de la cerveza;razas,clases...personas que me alegran el alma al pensarlas.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro al pensar en Zae,Elo,Jarrek,Trabu,Rhür,Poto...y la larga lista de miembros de la hermandad que me acogio en mi despertar en este cruel mundo de Azeroth.

Miro a mi alrrededor y veo la tenue luz de la vela de mi mesa que ilumina el pergamino en el que escribo,amarillento se deja acariciar por la pluma que traza mis palabras,el recorrido de la cera derretida dibuja un camino curvado y bacheado que recorro con el dedo,en la mesa de alado un enano y un humano comparten las cicatrices de la guerra,mientras un gnomo muy reservado observa la escena desde la barra.
La enana camarera ofrece fresco brevaje a un fornido elfo que acaba de efectuar su entrada,un draenei conversa animadamente con la gnoma mas guapa del lugar,ella coquetea mientras su pareja mira con furia fumando de su pipa desde la otra esquina de la estancia.
Todas las razas y clases,brujos,magos,paladines,guerreros....todo se mezcla en el trajin de la fiesta,todo batallador que se precie merece su parcela de expansión.

Se rie y se bebe,se baila...solo una maga del lugar tiene el rostro sombrío,la que escribe en el pergamino y bebe a pequeños sorbos de una jarra aspera y gastada.
Busco en mis bolsas y encuentro pociones de vida y de maná,runas de portales y teletransporte,particulas arcanas para poner intelecto a mi grupo...pero...estoy sola..aprieto con rabia esas particulas y lagrimas se derraman de mis ojos para resbalar por mis mejillas.
Saco con cuidado mi libro de hechizos,gastado pero cuidado, me a acompañado en mis viajes,releeo lo que fui escribiendo y recuerdo el dia en que llegó a mis manos,despacio voy pasando las paginas mientras recuerdo los mas exitosos y las veces que me fallaron por inexperta.
Lo ultimo que aprendì la polimorfia de gato negro,regalado por mis nobles compañeros,y probado en el propio maestro... no puedo evitar sonreir el gran brujo Potopo convertido en gato negro :)

Mi llavero,objetos de misiones incompletas aún...tantas cosas que me acompañaban...una rosa roja,un ramo de rosas negras y otro de rosas blancas,una carta, materiales de encantamiento,telas para coser,hilo...que cantidad de cosas!!! con razon pesaban tanto!!!....

Cierro la mochila y continúo con mi escritura,el pergamino reza:

"Queridos miembros de Nobleza,
un dia juré que mis hechizos estarian a vuestro servicio,y lo estarán siempre
pero la guerra es cruel y necesito descansar,
me retiro a un lugar lejano y tranquilo para perfeccionar mis hechizos mágicos.
Una maga no puede permitirse relajarse en el tema de la magia,
necesito estudiar tanto los hechizos como mi propia vida.
Os llevaré en mi pensamiento y en mi corazón siempre.
Volveré...y es palabra de Maga.
Even"

Con cuidado cierro el pergamino y lo sello con lacre rojo

Me levanto despacio,y coloco sobre mis hombros mi capa azul celeste,subo la capucha para ocultar la tristeza de mi rostro y me dispongo a salir pero una mano me agarra con firmeza del brazo,me giro y es un draenei que me resulta familiar luce un tabardo de mi querida hermandad.
Me dice que no con la cabeza,yo sonrio levemente y le entrego el pergamino,me acerco despacio y le susurro al oido:
"Entregasela a Potopo por favor"

Le beso la frente y salgo de la posada.,mi celeste capa desaparece en las oscuridad de las sombrías calles de Forjaz.....