Esperanza.

Le tendí suavemente en el lecho que ocupaba el centro de mi habitación, si, le había traído a mi casa, dónde nadie entorpeciera la ardua tarea que nos esperaba a ambos.

Casi inconsciente, sólo se movía para murmurar palabras y frases sueltas, vivía su pesadilla de una forma real, casi tanto como yo, la única diferencia era que yo estaba consciente y mi amado pendía de un hilo. Me despoje de mi armadura y me cubrí con una fina bata de satén, ni abalorios, ni anillos, ningún adorno, ni rastro de objeto que simbolizara poder y guerra, simplemente yo.

Me acerque a Bicar y acaricie su melena dominando mi llanto, manteniéndome lo más serena posible, al ver su cuerpo destrozado, sangrando...temía que no superara el ritual debido a su grave estado, pero debía intentarlo y pronto.
Tome varios frascos y plantas del armario que dominaba la estancia y los dispuse cerca de mi guerrero.Agua de la poza de la Luna del templo de Darnassus ,lágrimas de Arthas, Elixir de Cólera echo con tréboles de oro y ortigas mortales, alga estranguladora, frascos de Sangrepiedra y algunos lotos de escarcha. Un aguamanil, una jarra con agua templada y mis paños más suaves.

En ese justo instante una herida se abrió en mi muñeca y pude ver claramente la inminente muerte de Noelle...aun estremeciéndome ante esa horrible visión no podía detenerme Bicar me necesitaba, puse una gasa y una venda de forma rápida sobre mi herida y proseguí con mi ritual mientras aun sangraba.
Seque el sudor de la frente de Bicar que aun deliraba en su pesadilla y limpie la sangre de su maltrecho cuerpo sin retirar su armadura por miedo a males mayores, dispuse los lotos cerca de sus pulsos, en las muñecas y los codos, las algas estranguladoras en su nuca, las lagrimas de Arthas a la altura de sus ojos, todo sobre el colchón rodeándole, ninguna de las plantas le tocaba.
Empape uno de los paños en el agua de la poza de la luna y lo pose sobre su pecho, bajo la destrozada armadura, a la altura de su corazón, me coloque de pie junto a la cama y entone un lamento, la melodía llenó la habitación mientras mis suplicantes lagrimas caían sobre mi amado ahora ya inconsciente.
Transformándome en osa, pues es mi forma más fuerte, canté:

“Shari´adune Eburi Bandu
Al´shar ni dorini shano shar mandalas
Dath´anar tal turus an no anar dur dune´adah
Da shan´re tal il´amar an diel dor
U´phol neph´anis o neph´o o no fulo”*

Un rayo de luna de un resplandeciente blanco ilumino a mi querido Gnomo que aun no daba señales de mejoría, retomando mi forma elfica me retire a la penumbra dejando a Elune actuar, un leve pinchazo en el pecho me hizo caer de rodillas, tras ello el haz de luz desapareció y quedamos a oscuras de nuevo, mi respiración se tornó entrecortada y nerviosa esperando el desenlace de mi atrevido ritual, pues no es muy común el ofrecer una parte de la naturaleza elfa a otra raza.
Mi amado comenzó a temblar, y a respirar jadeante, sin poder contenerme me acerqué y levantando las sabanas me acomode a su lado, comencé a besar su frente y termine en sus labios, al fin cálidos de nuevo, que correspondían a mis besos mientras le estrechaba contra mi pecho, asegurándome de que estaba bien cerca de mí.

Mi lengua traviesa se abría paso flanqueando la frontera de sus labios mientras mis manos se deshacían de la pesada armadura acariciándole en cada roce, todo estaba bien, el paso de mis manos lo comprobaban, ni dolores, ni costillas rotas, ni contusiones, Elune había atendido mi suplica. A tientas deshizo el lazo de mi bata y mi desnudez se presentó ante él, que olvidándose de mis labios dedico lujuriosas y delirantes caricias con su lengua a mis ansiosos pezones, que clamaban a gritos de sus atenciones mientras se aferraba a mis nalgas con fuerza, provocándome un placer tal que mis uñas cercenaron su espalda y mis dientes marcaron su hombro ahogando gemidos de placer sobre su piel.

Sus labios y su húmeda moradora recorrieron por completo mi cuerpo, deteniéndose en la gruta de mis placeres y llevándome al éxtasis. Aun temblando y sudorosa tomo posesión de mi con su erecto miembro hambriento de placer, sosteniéndome de las nalgas haciendo que sus embestidas llegaran tan hondo en mi ser que a cada una un placer indescriptible me recorriera por completo, su olor, nuestro sudor, mis gemidos llenando cada rincón de la estancia…el ritmo fue aumentando y al fin, juntos alcanzamos el orgasmo más dulce y delicioso, derramándose mi amado en mi interior mientras nos colmábamos de besos.
Y así, con mi amado aun en mi interior nos dejamos en los brazos del sueño, abrazados, olvidando el ruido del exterior, enemigos, amigos, guerras, dolor, pues allí, solo importábamos Bicarbonator y yo, en aquella cama revuelta y empapada estaba nuestro mundo…nuestro pequeño paraíso.


*"Benevolente Diosa Elune
Derrama tu gracia sobre este guerrero
entregale una parte de mi para que sobreviva
un trocito del corazon de esta osa
curale,bendicele y dejale a mi lado"