domingo, 8 de agosto de 2010

Deläin


Como habían cambiado las cosas desde el reencuentro de Musazul y Sejmët,poco a poco recuperaban el tiempo perdido de confidencias y complicidad entre hermanas,su ultima conversación giró en torno a cierta Draenei Chaman que estaba sacudiendo los cimientos,aparentemente fuertes,de la vida de la Paladín, mientras que Sej le confió a su hermana algunos detalles de los acontecidos con aquel cazador.

Musa se preparó colocándose su armadura,después de haberla abrillantado

-Pero Musa- le interpelo sej mientras se recostaba para descansar tras ejercer el arte de curar a un grupo de valientes- se supone que solo vas a adentrarte en una mazmorra con esa chica...y te estas acicalando demasiado ¿no crees?.

-Ay! Sej,deja de mirarme así,esa mirada irónica me pone de los nervios...que vaya a aguantar los golpes de varios enemigos cuidando de que no le peguen a nadie mas no quiere decir que no pueda cuidar mi aspecto...

-Si...claro...lo que tu digas,voy a dormir un rato,ese dichoso brujo adoraba tener la atención de todos los enemigos que encontrábamos,estoy agotada,ten cuidado hermanita.

Musazul salió de casa de camino a la puerta del banco de Ventormenta,allí había quedado con la azulada chaman.
Al llegar a la cuidad la divisó de lejos,con esa aura de inocencia que la rodeaba,su melena recogida en dos gráciles coletas que le otorgaban un aspecto aun mas aniñado que tanto llamaba la atención a su paso,pues sus definidos atributos femeninos decían lo contrario.

-¡Ya has llegado!-dijo Deläin intentando ocultar,sin éxito,un nervioso entusiasmo-no he tenido que esperar nada.

Una amplia sonrisa pintó de dulzura el rostro de la sanadora Draenei,momento que aprovechó Musa para observar mejor sus facciones,sus brillantes ojos no tenían nada que envidiar a la forma de sus labios,armonizado con una respingona y pequeña nariz.

-Claro,no quería hacerte esperar,pero he de pasar un momento por la herrería y nos vamos,¿de acuerdo?

Deläin asintió:

-Por supuesto,pero me gustaría pedirte un favor después.

Como negarle algo a ese angelical gesto de su rostro,Musa fue al Herrero arregló sus asuntos con rapidez y buscó a la pequeña chaman intrigada por lo que quería pedirle.

-Ya esto lista,soy toda tuya...¿que favor querías pedirme?-preguntó la paladín visiblemente intrigada.

-Veras,esque me han hablado de una pista de aterrizaje abandonada cerca de Forjaz y me gustaría mucho visitarla...seguro que sabes guiarme hasta ella.

-¡Claro!coge tu montura y sigueme,el paraje te va a encantar,eso si no olvides coger algo de abrigo allá arriba el viento corta y no quiero que te haga daño.

Tomaron el tranvía que une Ventormenta con Forjaz,atravesaron la gran puerta de la ciudad de los enanos y se dirigieron hacia Dun Morogh.
Durante el camino compartieron divertidas anécdotas vividas por separado y rememoraron algunos graciosos acontecimientos acaecidos en compañía,el cascabeleo de la risa de Deläin hacia que Musa se sintiera como en casa.

Llegaron al estrecho ascenso,treparon por la ladera de la montaña y recorrieron las nevadas cumbres hasta llegar a su destino.
Deläin devoraba con la mirada cada rincón del paisaje mientras Musa no perdía detalle de las reacciones de la entusiasmada chica.

-Mira Deläin,una avioneta.

Se sentaron sobre las alas del destartalado artefacto y guardaron silencio,la brisa de la montaña jugueteaba con sus cabellos,las miradas de ambas se encontraron:

-Musa...he de confesarte algo...

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