martes, 24 de agosto de 2010

Promesas rotas.

Salí de casa dejando que los rayos del naciente sol acariciaran mi rostro,ciertamente algunos asuntos de la hermandad requerían mi atención,pero no tan temprano,otra cuestión tenia todo mi interés a esta hora.

Respiré hondo buscando fuerzas,pues mi valor distaba mucho del que me gasto en los combates de las mazmorras,y usando mi teletransporte llegue a Dalaran.Con paso lento pero firme me dirigí a la Herrería de la cuidad,hacia un par de días que me había parecido verlo,tenia que comprobarlo...tenia que saber si era realmente el...

De pronto le vi,su armadura no había cambiado y la llevaba tan brillante y cuidada como siempre,sus armas bien afiladas,pero su rostro...no era igual,no poseía ese aire de hombre dulce que yo conocía,sus ojos estaban tristes y no sonreía.

-Bueno,la guerra puede cambiar a la mas dulce de las personas-pensé-pero me alegro tanto de verle....

Me atusé el pelo,alisé mi túnica,dispuesta a plantarme ante el y prodigarle el mas intenso de los abrazos,había esperado tanto tiempo para tenerle entre mis brazos de nuevo que no pensé en lo que iba a ocurrir breves instantes después.

Me planté delante de el,con la mejor de mis sonrisas adornado mi rostro henchido de felicidad por volver a tenerle frente a mi..de pronto el tiempo se detuvo,como si nada avanzara a mi alrededor mas que el.

Me esquivó sin tan siquiera mirarme como si de una transeúnte mas se tratara,como si de su memoria hubieran desaparecido los momentos vividos algunos meses atrás,daba la sensación de que su mirada estaba vacía,como si una mano invisible que desconocía mi existencia lo guiara.
Sin poder articular palabra,ni tan siquiera su nombre,me giré y le vi alejarse perdiéndose entre el gentío que comenzaba el día,mientras mis ojos se llenaban de amargas lágrimas y mi extendido brazo hizo el ademán de detenerle sin lograrlo.

-Ahora si puedes decir Even que él ya no te recuerda-dije para mis adentros.

En mi memoria se agolparon las promesas echas,garantes de una felicidad venidera y en común que nunca llegará,con un hilo de voz que apenas brotaba de mi susurré:

-Adiós...

1 comentario:

  1. Es triste plantarle cara al pasado, mas aun cuando dicho pasado a sido feliz, y luego intentar seguir hacia delante con una sonrisa.

    Tus heridas sanarán y muy pronto tu corazón roto volverá a recuperar la habilidad de amar, ya que es mejor que el pasado te dé la espalda friamente a vivir el presente siendo torturada por dicho pasado. Ánimo mi querida maga, que si un gnomo borrachín como yo a conseguido encontrar el amor seguro que tu tambien lo vuelves a encontrar ^^.

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