lunes, 12 de octubre de 2009

El espejo

Repaso bien para asegurarme que no me falte ningún objeto, una runa de portal, partículas arcanas, una vela devota, el antiguo colgante con una Lágrima de Sirena incrustada, el hechizo de intelecto arcano sobre mí, el polvo infinito….sí, está todo.
Dispongo en círculo los objetos a mí alrededor, esta habitación no dispone de ventana alguna y aprovechando mis conocimientos de magia me dispongo a abrir mi propio balcón al mundo exterior, podré ver lo que desee sin ser vista.
De mis labios brota una frase en Darnassiano, que Diosadulcine y Cartagenera, Elfas de la Noche, me enseñaron a pronunciar:
-Al´Shar lo balah, observa el mundo.
Una brisa fresca y suave me envuelve, las partículas arcanas comienzan a brillar con fuerza y a elevarse, acto seguido giran a mi alrededor y revolotean ante mi formando un ovalo perfecto. La vela se apaga y el fuego que la poseía se dirige lentamente hacia la runa haciendo que su símbolo se encienda, una cegadora luz brota, se torna en un suave azul y se dirige al centro del ovalo, del polvo infinito brota un mágico arco iris que colorea la flotante forma, finalmente el colgante se eleva y se coloca en la parte superior bordeándolo por completo dándole un plateado marco, en la Lágrima de Sirena palpita un fulgor extraño.
Tras calmarse la brisa observo el resultado, con el aspecto de un espejo, ante mi levita la ventana de mi esperanza.
-Probare para empezar con algo sencillo-murmuro-muéstrame mi lugar favorito.
Al instante una luz de suave intensidad brota del encantado objeto, veo la luna, pero no es una cualquiera, es la que se divisa desde Nagrand, aquella que mi querido Rammaru me regaló hace años….mi luna.
El inmenso astro nocturno que aquí en este lugar es posible contemplar a plena luz del día, rodeado de estelas de luz de un morado suave, que, asemejan las caricias de un valeroso a su amada antes de partir a la guerra con un incierto futuro.
Ante este privilegio de contemplar el cielo y la luna que tantas confidencias mías atesora, sucumbo al llanto, le confío mis temores y la añoranza de los que quiero.
_Evenstarson, ¿Qué te ocurre? ¿Te atenaza el miedo?-me interroga-
Sin pronunciar una palabra a través de mis labios, mi corazón responde a la cuestión.
-No temo a morir, ni temo sufrir
-¿A qué temes entonces, mi señora?
-A empuñar los barrotes de esta jaula, hasta que el tiempo los acepte, a que la valentía deje paso al recuerdo y no desee ya escapar de aquí.
-Temes a la soledad entonces, ten paz que nunca estarás sola.
Y se hizo un silencio ensordecedor.
Allí ante mi luna pasaron ¿horas?, ¿días?, tal era mi necesidad de volcar esos temores que poco a poco abandonaban mi alma mientras con ternura, ella, cicatrizaba sin decir ni una palabra.

3 comentarios:

  1. SI es a la soledad a lo que temes... abandona ese temor, pues a escasos pasos de tu alma está la mía.

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  3. Jamás podras temer a la soledad, porque tu nunca estaras sola; Seres poderosos y grandes amigos estaran siempre contigo, velando y protegiendo tu alma del mal, para concluir solo te dire: "Cuenta con mi espada y mi magia".

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