lunes, 12 de octubre de 2009

Potopo

Un trozo de pergamino, una pluma y tinta es lo que encuentro sobre la mesa que se encuentra al norte de la habitación. Los tomo y sin pensar garabateo un par de leones rampantes, símbolo de Nobleza, dos orgullosos felinos de color dorado erguidos sobre un fondo azul intenso y bordeado por una hilera de calaveras y huesos en tono turquesa.
Recuerdo con claridad el día que entre a formar parte de esta Hermandad.
De camino a mi instructor de magia, contando creo que unos 20 años, un gnomo muy agradable me invito a formar parte de una Hermandad, no desconfiaba de él, pero estaba acostumbrada a la soledad de mi casa, de mi cocina, de mis estudios de magia.....

-Únete a nosotros y si no te convence te vas, en cualquier caso serás libre de hacer lo que quieras.

Su voz acompañada de una sonrisa me saco de mis pensamientos y rápidamente acepte, me llevo a una sala en la que mucha gente de diferentes razas hablaba sin parar, había Gnomos, Enanos, Elfos de la noche, Humanos hasta incluso algún Draenei, el gnomo que me guiaba me dijo que pasara y esperara, en un rincón observaba a cada uno de los que estaban allí, el gnomo ya no estaba a mi lado.

De pronto apareció y se hizo el silencio, llevaba algo doblado sobre sus manos. Me guio hasta el centro de la sala y me dijo

-¿Cuál es tu nombre?
-Evenstarson
-Bienvenida a Nobleza Evenstarson- Me entrego lo que llevaba y me rogo que me lo pusiera

Obedecí, era un tabardo, azul oscuro con dos leones dorados
-Me llamo Potopo, soy el maestro de la hermandad
-Yo me llamo Zaeryel y soy la Gm
Así uno a uno se fueron presentando,

Zaeryel añadió:
-Perteneces a la Hermandad Nobleza donde todo lo puro y bueno tiene cabida y donde los valientes se atreven a cambiar su destino.
Ahora tenía familia, ya no era la pobre huérfana que vivía de su dolor, tenía motivos para cambiar ese destino.
A partir de entonces, mi indomable curiosidad me lleva a bombardear a preguntas al Maestro y Zaeryel, que gentilmente las responden con infinita paciencia. Nos volvemos inseparables los tres, embarcándonos en innumerables aventuras juntos disfrutando de cada instante conversando y riendo.
El recuerdo de una noche en concreto me obliga a sonreír, la luna estaba alta ya, era madrugada cuando el brujo me interroga muy seriamente:
-Even, ¿Qué andas haciendo?
-Encargos para conseguir algunas monedas, ¿necesitas algo Jefe?
Si, aún le llamo así.
-Vente conmigo, ¡vamos de excursión!
Cada vez que me hacia esa propuesta, dejaba automáticamente cualquier tarea que me ocupara para más tarde, ese día nos reunimos en Forjaz.
Nos dirigimos en glifo hacia Costasur y desde allí cabalgamos hasta una torre situada cerca de Entrañas, la tétrica ciudad de nacimiento de los No-Muertos.
-Cuando yo te diga, sube a lo alto de la torre lo más rápido que puedas y entra en el zeppelín, cuidado con los guardias.-el serio tono de su voz me crispó y me puso tensa.
Tras un silencio que pareció eterno…
-¡Ahora Even! ¡Corre!
Obedeciendo sus indicaciones de la manera torpe que me caracterizaba, alcancé mi objetivo con un gesto me hizo entrar en una especie de bodega para no ser vistos.
-Jefe, ¿A dónde me llevas?
-Ya lo veras, no seas impaciente.
Bastaba que quisieras saber algo para que él se volviera hermético, aun lo sigue haciendo.
Asomándose miro a un lado y a otro y me indico que no había guardia alguno, al salir me quedé petrificada….estábamos en Orgrimmar, la ciudad Horda más concurrida, aún bajo cantidad de precauciones al fin somos vistos, Potopo utilizando su capa paracaídas se lanzó desde el zeppelín, lanzándome el hechizo de caída lenta le imité.Allí en plena madrugada, escondidos de los atentos ojos de los vigilantes nocturnos me explicó la manera más fácil de entrar en aquel bastión evitando ser visto.
Nessy, el gran monstruo marino que mora en el inmenso acuario del tranvía subterráneo que une Forjaz y Ventormenta; la ciudad oculta bajo la gran Forjaz; los misteriosos niños que aparecen en una de las solitarias casas del Bosque de Elwing; el aeropuerto de Forjaz de tan difícil acceso; un perdido embarcadero con su extraño morador…tantas cosas he visto y tantas me ha enseñado este sabio Gnomo…
Su pasión por los tornillos y las tuercas, cuán divertido era verle reunir los materiales necesarios para su invento más reciente, de él también aprendí mi cariño por las pequeñas mascotas que me acompañan, de sus curtidas manos me llego la primera, un pequeño perro de la pradera, recompensa de una de las ideas de este ingenioso gnomo, un Torneo de Tonques de Vapor dirigidos por control remoto y fabricados, uno a uno, por él mismo.
Y su risa, un día que le oí reír a carcajadas fue el que me propuso conseguir una nueva mascota. Me reuní con él en Páramos de Poniente, me condujo hasta una zona en la que había un gran número de pollos, ilusamente pensé que sería tan fácil como acercarme y coger uno, al acercarme todos salieron en desbandada y tras posarse el polvo vi que estaba cubierta de blancas plumas.
-No mujer no es tan fácil, con un poco de grano, elige a uno y persíguelo hasta que tenga a bien dejarse atrapar, entonces será tuyo.-me explicó entre risas contenidas.
Ya no pudo contener las carcajadas al ver a una seria maga en cuclillas con la toga remangada, despeinada, cubierta de polvo y plumas, persiguiendo al travieso animal mientras lo tentaba con maíz.
Antes de retirarme a este solitario lugar me dijo:
-No me despido, volverás, hasta pronto.
Cuando es un misterio, pero volveré Jefe, volveré….

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